20/11/12

Un equipo sin norte

El Obradoiro precipita la destitución de Ivanovic con su primer triunfo en Vitoria ante un rival descompuesto



Podría haber encontrado un final mucho más ajustado a la grandeza con la que ha ejercido su labor en el Baskonia, pero el partido que pasará a la historia como el último de Dusko Ivanovic al frente del conjunto azulgrana tuvo muy poco de sus épocas más gloriosas y demasiado del suplicio que al final ha conducido a esta situación. El Blusens Monbus, el Obradoiro, ejerció el papel de verdugo que podría haberle tocado interpretar a cualquier otro rival y sacó a relucir las miserias de un equipo que ya vagaba sin norte. La primera victoria de los gallegos en Vitoria retrató la descomposición de un Caja Laboral que mucho tendrá que cambiar en cuestión de días si tiene previsto presentarse en Kaunas con la idea de sumar su segunda victoria en la Euroliga.

En una cita que se antojaba crucial para el destino del entrenador, nadie hizo nada por evitar el desastre. Como si todo estuviera ya visto para sentencia –algo que en realidad era así–, el conjunto azulgrana prolongó su estado de indolencia habitual y ofreció una nueva exhibición de impotencia que provocó que incluso la grada, que en gran parte había acudido al coliseo de Zurbano con los cuchillos afilados, se apiadara del equipo y de su eterno sargento de hierro. La hinchada azulgrana se vio obligada a ofrecer compasión ante la manifiesta demostración de impotencia que, esta vez ante un rival apañado pero de talla menor, volvió a presenciarse sobre el parqué del Buesa Arena.

Ivanovic, que había mantenido la víspera una reunión con sus jugadores, cambió en parte sus procedimientos habituales. Redujo su frenético ritmo de rotaciones, concedió la dirección de juego a Taylor Richestie por encima de un Carlos Cabezas que siguió relegado a un plano residual sin que parezca en absoluto lógico y quiso fiar su suerte al empuje de, sobre todo, los pesos pesados del equipo, de los veteranos. Pero fue en balde. En parte porque el grupo volvió a mostrarse carente de ideas en ataque y asfixiado en defensa y, sobre todo, porque todo esto daba la impresión de que llegaba demasiado tarde.

Cosas de la vida, un ex del equipo azulgrana, Andrés Rodríguez, se convirtió en el encargado de dar la puntilla a Ivanovic. Dominó el partido a su antojo, marcó el ritmo que convenía a su equipo y tomó decisiones tan acertadas como dolorosas para un Baskonia que hasta el descanso se pudo mantener en el partido gracias al excepcional acierto triplista de Nocioni. En el tercer cuarto ya no hubo maquillaje. Sólo un baño de dolorosa realidad y un Obradoiro que llegó a gustarse. El equipo acabó el partido muerto. Tan muerto como ha estado las últimas semanas. Ahora queda por ver si el relevo le devuelve las constantes vitales.

Domingo, 18 de noviembre de 2012
68-77

Caja Laboral (20+16+12+20): Rochestie (3), Oleson (7), Nocioni (21), Bjelica (4), Lampe (12) -cinco inicial-, Cabezas, Causeur (8), Pleiss (5), San Emeterio (5) y Heurtel (3).
Blusens Monbus (14+25+21+17): Rodríguez (5), Pumrpla (12), Dewar, Mejri (21), Kendall (13)-cinco inicial-, Hummel (12), Corbacho (11) y Bufford (3)
Árbitros: García González, Sánchez Montserrat, Fernández. Sin eliminados
Incidencias: Buesa Arena ante 10.097 espectadores.

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