1/9/13

La importancia de llamarse Gasol

ESLOVENIA SE PRESENTA COMO LA PRUEBA DE FUEGO PARA MARC, QUE DEBE ASUMIR EL LIDERAZGO ANTE LA AUSENCIA DE SU HERMANO

EN 1895 el dramaturgo irlandés Oscar Wilde escribió una de sus obras maestras, una comedia que tituló con el equívoco The importance of being Earnest y que se tradujo al castellano como La importancia de llamarse Ernesto. La pieza teatral, versionada de mil y una formas a lo largo del siglo largo que ha transcurrido desde entonces, jugaba con las confusiones derivadas de la identidad de dos caballeros ingleses que empleaban el mismo seudónimo, uno de ellos también la identidad de un hermano imaginario de la que se aprovechaba para conseguir sus fines, principalmente amorosos. La historia reciente de la selección española de baloncesto, la más gloriosa, también reposa a la sombra de la relevancia de un nombre ilustre. La importancia de llamarse Gasol no pasa desapercibida para el equipo que en la última década se ha convertido en el mejor entre los mortales -estuvo cerca pero no pudo con las renovadas versiones del Dream Team americano- y que se presenta en Eslovenia con la misión de defender su condición de campeón continental.
España, no obstante, llega huérfana a un torneo que se antoja de pronóstico más incierto que sus últimas ediciones. No estará Gasol, Pau, el líder natural de la generación dorada, pero estará su hermano, Marc, obligado a sostener las opciones de título de un equipo que envía señales contradictorias y que, pese a haber cerrado su fase de preparación invicto, acusa las importantes ausencias con las que se topó Juan Antonio Orenga a la hora de elaborar la lista.
El seleccionador que releva al ahora técnico del Laboral Kutxa Sergio Scariolo debutará en una cita de postín con menos salvavidas de los que han dispuesto sus predecesores. España sigue contando con un gran equipo, nadie puede negar que se trata de un combinado de primer nivel, pero aparece a los ojos del resto mucho más terrenal de lo que parecía en citas recientes. A la baja de Pau, faro espiritual del equipo, se unen la del otro gran referente ofensivo, Juan Carlos Navarro, y la de dos piezas muy valiosas cerca de los aros como Serge Ibaka y el incombustible Felipe Reyes. Con la vista puesta en el Mundial del próximo verano, en el que ejercerán como anfitriones, varios de los iconos del combinado estatal han preferido tomarse un verano de asueto y el equipo se resiente, especialmente en un juego interior cogido con alfileres y demasiado dependiente de un Marc Gasol que se convierte en una pieza vital para Orenga, pues no tiene sustituto.
El jugador de los Grizzlies de Memphis, nombrado mejor defensor de la pasada campaña en la NBA, marca diferencias en Europa. Salvando al serbio Nenad Krstic, el montenegrino Nikola Vucevic o la pareja polaca, con Lampe y Gortat, en Eslovenia se darán cita pocos interiores con su capacidad para dominar el juego bajo los tableros. Sin embargo, es en la pintura donde el vigente campeón, un bloque con mucho talento en otros puestos, registra las mayores carencias.
España ha acabado fuera del podio en los dos grandes torneos en los que faltó Pau Gasol
Orenga ha reubicado a Víctor Claver, otro de los NBA españoles, para que ocupara el puesto de ala-pívot titular, pero el experimento no ha cuajado. Tampoco el resto de los interiores (Xavi Rey, Pablo Aguilar o Germán Gabriel) ofrece certezas absolutas. Buenos jugadores en ACB, apenas cuentan con experiencia en citas de primer nivel, ni con la selección, ni con sus propios clubes. Y es ahí donde se concentra el principal foco de preocupaciones de una selección que no puede dejarse engañar por el balance global acumulado en sus amistosos de preparación.
La estadística es clara e irrebatible: España es la única selección que se presenta en el Eurobasket sin haber cedido una derrota en sus duelos previos. Ha sumado ocho victorias en otras tantas citas, pero sólo ha medido fuerzas con uno de los rivales a los que se encontrará en la pelea por los metales. El doble duelo ante Francia, en lo que supuso la reedición de la final del último Eurobasket, representa el mejor referente para determinar el nivel real del equipo de Orenga. Sobre todo en el encuentro que se disputó en Montpellier, en el que ambos equipos buscaron con denuedo el triunfo hasta los segundos finales, se certificó que el equipo español llega rodado y con mucho potencial a la hora de la verdad, aunque también quedó en evidencia la enorme dependencia que sufre. Marc, determinante con 26 puntos, 6 rebotes y una valoración de 32, se vio obligado a permanecer casi 35 minutos sobre el parqué para decantar la balanza ante un oponente muy físico y más equilibrado incluso dentro de sus limitaciones técnicas. Sabe el técnico que sin un Gasol en pista, el rendimiento de esta selección ha bajado escandalosamente a lo largo de los últimos años.
El Eurobasket de Eslovenia se presenta también como una reválida para Marc. Hay quien ha osado asegurar que el mediano de la saga,all-star este curso, ha llegado ya a superar a su hermano mayor, pero lo cierto es que cuando Pau ha faltado, en el Mundial de Turquía en 2010 y el Eurobasket de Serbia en 2005, España se ha quedado sin medalla. Sólo ha habido, de hecho, un torneo del que el mayor de la saga se haya ido sin un metal colgado del cuello. Fue en los Juegos Olímpicos de Atenas, en 2004, y el pívot de los Lakers acabó entonces como máximo anotador y, sin discusión, una de las grandes sensaciones del campeonato. He ahí la importancia de llamarse Gasol, pero sobre todo Pau. A Marc le toca demostrar su capacidad para ejercer de líder, una condición que deberá asumir definitivamente cuando los junior de oro se echen a un lado, algo que podría suceder tras el próximo Mundial.
AL RITMO DEL 'CHACHO' El otro Gasol no estará sin embargo solo en Eslovenia. Más allá de ese punto débil localizado en la pintura, Orenga dispone de un elenco de enormes jugadores. España tiene un plantel más sobrado de talento que de físico, pero aun desequilibrada parte como una de las grandes favoritas para volver a hacerse con el título. El excepcional estado de gracia que atraviesa Sergio Rodríguez invita a considerarlo como otro de los puntales de un equipo en el que deben convivir tres de los cinco mejores bases del campeonato. Tanto Ricky Rubio, algo apagado en los amistosos, como José Manuel Calderón están capacitados para mandar en cualquier partido. Orenga ha buscado una fórmula que no convence a todo el mundo para posibilitar su convivencia: Calderón ha actuado más como escolta que como director de juego. El timonel criado en la cantera del Baskonia se compagina en ese rol, donde hay que borrar la alargada sombra de La Bomba Navarro, con Sergi Llull. El escolta del Madrid, del que se esperaba un paso al frente ante las bajas tendrá que asumir mayor protagonismo ofensivo junto a su compañero Rudy Fernández, en teoría referencia exterior del equipo y titular indiscutible en el puesto detres, donde tanto Fernando San Emeterio como Alex Mumbrú han evidenciado en estas últimas semanas que pueden aportar experiencia y cosas diferentes y muy aprovechables para el equipo.
Sin embargo, cualquier esperanza de éxito pasa por las manos de Gasol, por su salud y su capacidad para cuidarse de la acumulación de faltas. España parte entre los favoritos, como siempre, pero es uno más, no el único. Sobre las fornidas espaldas de Marc descansa ahora la responsabilidad de mantener la hegemonía ibérica sobre el torneo continental. El equipo español estuvo presente en los podios de seis de las últimas ediciones (2 oros, 3 platas y 1 bronce). La última vez que se quedó sin medalla fue en 2005. En el roster de aquel equipo faltaba un apellido ilustre. La importancia de tener a un Gasol.

6/6/13

Último escalón al anillo

Una capacidad de trabajo inhumana y una fortaleza mental al alcance de pocos han permitido a Tiago Splitter superar cada uno de los retos que se ha ido encontrando en su carrera. Los que lo conocen bien, técnicos, jugadores con los que ha compartido vestuario y amigos, destacan la grandeza del primer 'vitoriano' que va a pelear por el anillo de la NBA. Esta madrugada arrancan las Finales en Miami


“Hace no mucho lo veía por la tele y en unos días voy a poder jugar a su lado. Es como si fuera un sueño”. Han pasado menos de tres años desde que Tiago Splitter pronunció estas palabras. El poste brasileño, MVP y líder de un Baskonia que acababa de adjudicarse contra todo pronóstico su tercer título liguero, se disponía a saltar el Atlántico para incorporarse a la disciplina de los Spurs. Allí tendría la oportunidad de conocer a su ídolo, Tim Duncan, el hombre por el que, con gusto, abandonó el número 21 que había lucido a la espalda en el conjunto baskonista y con el que ahora, tres años después, conforma la pareja titular de pívots de San Antonio.

El tiempo ha pasado y Splitter ha sabido exprimirlo al máximo. Sin prisas, a su ritmo, el jugador nacido en Joinville pero criado en Vitoria ha logrado hacerse un hueco en uno de los equipos más poderosos de la NBA. En los Spurs, territorio de un Popovich que no regala nada, Splitter ha vuelto a recorrer un camino que conoce bien. Cuando aterrizó en tierras tejanas, tras haberlo sido todo en Europa, supo asumir su nuevo rol secundario, una ración de banquillo desmesurada. Pero el paso del tiempo, como siempre, le ha dado la razón. Esta noche (03.00 horas) saltará de inicio en el quinteto con el que los Spurs emprenderán la complicada misión de destronar a los Heat de Lebron, Wade y compañía en las Finales de la NBA. Splitter será el primer jugador criado en la cantera del Baskonia que va a pelear por un anillo. Afronta el último escalón de una larga travesía ascendente en la que su descomunal capacidad de trabajo le ha permitido colarse entre los mejores, llegar a unas cotas que todo el mundo le auguraba hace mucho tiempo, cuando emprendió el camino.

Fue en enero del año 2000, recién cumplidos los 15 años, cuando abandonó su Brasil natal y siendo todavía un adolescente recaló en Vitoria de la mano de Alfredo Salazar, el gran cazatalentos del Baskonia. “Desde que llegó se vio muy claro que podía llegar muy lejos. Ya entonces se veía que era un jugador especial”, recuerda Sergi Vidal, que también ficho por el equipo azulgrana ese año. “La primera imagen que tengo de Tiago es de cuando llegué a Vitoria, en un entrenamiento de pretemporada. Estábamos en Mendizorroza y vi a un chaval muy alto pero con pinta de adolescente en la grada. Estaba con su madre. Después, se marchó a Bilbao, pero esa imagen la tengo grabada”, señala Vidal, que después entablaría una buena amistad con él tras un lustro juntos en el vestuario.

Un adolescente descarado

Splitter tardó poco en llamar la atención. En principio, se le hizo un hueco en el equipo de EBA, pero tuvo ocasión de darse a conocer ante los que entonces eran los grandes referentes del conjunto vitoriano. Fue en un entrenamiento con la plantilla del primer equipo. “En cuanto tenía ocasión la metía para abajo”, relata Javi Buesa, que compartía entonces equipo en las categorías inferiores. “Recuerdo que todos (Oberto, Scola...) se quedaban mirando asombrados, como diciendo: ‘Vaya cómo viene el chaval’. Pero la cuestión es que no se achantaba nunca ante nadie”, adhiere Buesa. Sigue sin hacerlo. Ni en la ACB, ni en la Euroliga, ni ahora en la NBA. Tampoco lo hizo en Bilbao, adonde Josean Querejeta decidió enviarlo ante la evidencia de que la EBA se quedaba pequeña para exprimir su evolución.

Txus Vidorreta, ahora técnico del Estudiantes y entonces hombre orquesta en el recién nacido club vizcaíno, tuvo un peso importante en aquella decisión. Fue en una liga de verano en Fuenlabrada donde se enamoró del brasileño, que a orillas de la Ría pasaría dos años fundamentales para entender su crecimiento como jugador. “Me llamó Alfredo (Salazar) para decirme que tenían a un jugador con gran futuro que nos podría interesar y que fuera a verlo a Fuenlabrada. En el primer partido estuvo bien, ya casi me convenció, pero el segundo fue fantástico. Recuerdo que se tenía que emparejar con Martín Ferrer, que era uno de los tipos más duros de la LEB. Si era capaz de pegarse con Martín Ferrer, podía hacerlo con cualquiera en LEB2. Y aunque no tenía papeles y ocupaba plaza de extracomunitario, apostamos por él. Cuando dejamos Fuenlabrada ya estaba segurísimo”, desvela Vidorreta, que no tenía dudas sobre el futuro que aguardaba al gran jugador que acababa de caer en sus manos. “Estaba convencido de que estábamos ante una estrella. No sé si tanto como para decir que iba a ser importante en la NBA, pero sí sabía que podía marcar época en el Baskonia y ser muy importante en Europa”.

Splitter pasó dos años en el Bilbao Basket. Llegó al equipo en LEB2 y lo abandonó en LEB y ya con la vista puesta en la ACB. Su aportación en aquellos años, en los que pese a su juventud se convirtió en una de la estrellas de la competición, ayudó a devolver la ilusión por el baloncesto a una ciudad que acudía los viernes por la tarde a La Casilla para ver a un tipo imberbe y a un base nativo y eléctrico con el que se entendía de fábula. Era Javi Salgado, ahora en el Lagun Aro. “Tenía que fajarse con tipos muy duros, algunos que incluso luego han jugado en la ACB. No se arrugaba. Suplía su desventaja de peso con su capacidad física y la facilidad que tiene para hacerlo todo bien, además de con su inteligencia”, desgrana el timonel de Santutxu “Era nuestro jugador americano con 16 o 17 años. Fue una apuesta muy importante de Txus y creo que las dos partes salieron muy beneficiadas”, añade Salgado. “Tiago prosperó mucho, el Baskonia recibió un jugador que dos años antes no estaba tan hecho y nosotros ascendimos de categoría y también crecimos como equipo”, concede Vidorreta.

Los que han seguido su trayectoria siempre han destacado ante todo su descomunal capacidad de trabajo. Y en aquellos años demostró una claridad de ideas y  un espíritu de sacrificio impropios de un joven de su edad. “Era una esponja”, afirma rotundo Roberto Calvo, periodista de Deia. “Tenía una gran capacidad para aprender, y voluntad, que es algo muy importante. Recuerdo que estudiaba en los Escolapios, entrenaba por las tardes con el Bilbao Basket y muchas mañanas se desplazaba a Vitoria para realizar trabajo específico de tecnificación. Era muy currante”, añade el periodista bilbaíno.

Ese trabajo constante, que no abandonó al ingresar en el estrellato, volvió a abrirle las puertas del Baskonia. En la temporada 2003/2004 pasaba a engrosar una de las plantillas más lujosas con las que ha contado el cuadro azulgrana. El niño se hacía mayor. Abandonaba las categorías de la FEB para estrenarse en ACB y Euroliga, como parte de un vestuario en el que se reunían figuras de la talla de José Manuel Calderón, Pablo Prigioni, Arvydas Macijauskas, Sergi Vidal, Kornel David, Andrés Nocioni, Luis Scola o Andrew Betts.

En aquel equipo también estaba Javi Buesa, con quien compartió muchas charlas de banquillo y que de alguna manera se convirtió en nexo entre Splitter y la ciudad que lo adoptó. “Entonces éramos como uña y carne”, sonríe Buesa. En aquella esquina del banquillo se fraguó una relación que trascendía los límites de la cancha. “Cuando salíamos de entrenar, compartíamos coche para ir a casa. Bueno, me llevaba él a mí. Además de mi amigo, era mi chófer”, bromea el vitoriano, que no tiene reparos en destacar el especial cariño con el que acogieron a Splitter los pesos pesados de la plantilla. “Era uno más. Muy joven aún, pero uno más. Luis lo tenía apadrinado, pero todos le tenían gran aprecio”, completa Buesa. “Es que era un tío que se hacía querer. Siempre tenía una sonrisa”, apunta Vidal.

Un vitoriano más

Sin embargo, Tiago tenía vida más allá de las cuatro paredes del cambiador del Buesa Arena. Su forma de ser le granjeó  una especie de segunda familia y una cuadrilla con la que podía soltar tensión y olvidarse por momentos del baloncesto. Fue Iñaki Iriarte, el técnico que pasó cientos de horas junto a él desarrollando un valioso trabajo de perfeccionamiento, quien lo puso en contacto con unos vitorianos que en los próximos días van a sufrir un déficit de sueño para poder seguir en directo las evoluciones de Tiago en la pelea por el anillo. “Se integró desde el primer momento. El Iri, que es como su padre adoptivo, quería que hiciera una vida más normal, nos lo presentó y no tardó en ser uno más”, afirma Mikel Gorbea, uno de los componentes de esa cuadrilla que descubrió a Tiago placeres tan maravillosos como las cenas en la sociedad. “Se solía apuntar siempre que podía. Pero había un problema, porque al principio era menor y debíamos tener cuidado cuando salíamos por ahí”, evoca Gorbea.

El problema, sin embargo, no era tal. La rectitud del poste brasileño lo distanciaba del resto en determinadas cosas. “Hay que reconocer que Tiago era formal. Desde que lo conocí siempre ha sido muy maduro”, concede. “Además, como muy pronto se comprometió, como digo yo, se echó novia, aún lo fue más”, bromea Gorbea, para quien no existen dudas, más allá de su origen y del amor que pueda profesar a su país, sobre la relación de Splitter con la capital alavesa. “Tiago ha querido ser siempre un vitoriano más y lo sigue siendo”, asevera. Lo que no resultaba en absoluto sencillo era que un tipo conocido, de 2,13 y jugador del Baskonia, pasara desapercibido cuando salía con el resto de sus amigos “Llamaba mucho la atención. Además, como siempre ha tenido buen cartel entre el público femenino...”, revela con picardía.

Fundamental en los títulos

En ese contexto, como un vitoriano más fuera de la cancha, Tiago siguió creciendo. Comenzaron a llegar los títulos y su peso en el equipo empezó a aumentar, siempre impulsado por ese inhumano espíritu de trabajo que lo ha acompañado siempre. “Puede que haya muchos jugadores con más talento o facultades, pero no hay muchos que tengan esa cabeza, esa fe en uno mismo y esa capacidad de trabajo. Su principal virtud ha estado siempre dentro de su cabeza”, opina Ibon Navarro, ahora segundo de Velimir Perasovic en Valencia y entre 2007 y 2010 asistente de Neven Spahija y Dusko Ivanovic en el Baskonia. “Tiago siempre está tranquilo”, expone el técnico vitoriano. “Nunca ha parado de crecer. Nunca. Cuando llegó a Bilbao, todavía era muy joven pero hizo todo lo que estuvo en su mano para aprovechar la oportunidad y crecer. Luego en Vitoria lo mismo. Al principio no era tan importante, era muy joven, y aprendió muchísimo de Luis. Pero una vez más, poco a poco fue creciendo y se hizo importante. Se llevaba muy bien con Pablo, se entendía con él en el campo, algo que no es difícil para ningún pívot”, explica Sergi Vidal, que compartió celebraciones en la Virgen Blanca en muchos de los éxitos que fue cosechando Splitter como jugador baskonista.

El poste nacido en Joinville fue pieza fundamental en los triunfos coperos de 2006 y 2009, así como en los títulos de ACB de 2008 y 2010, su última muesca en el revólver antes de que le llegara la oportunidad de cumplir su sueño, antes de que se embarcara en el proyecto de los Spurs junto a Duncan, Ginóbili y Tony Parker. A partir de esta noche, que seguro será larga en Vitoria, peleará por un nuevo título, por un anillo de la NBA. Ningún jugador formado en el Baskonia ha disputado antes unas Finales. Tampoco ningún otro vitoriano. Y en este momento clave, justo cuando se encuentra frente al último escalón de una escalera tan prolongada como plagada de éxitos y sinsabores, manchada por el sudor y el sacrificio, el hombre que lo ayudó y aún ayuda a ser mejor lo contempla desde Vitoria con una enorme ilusión. “Me alegro muchísimo por él. Se lo ha ganado con su trabajo. Tiago es la demostración de que un jugador con talento, si se esfuerza, puede llegar a jugar una final de la NBA”, apunta Iñaki Iriarte, que prefiere echarse a un lado como un padre orgulloso, pero que no puede negar que seguirá “con mucha atención” todo lo que haga Tiago en la eliminatoria que arranca hoy en el American Airlines Arena.

El poder coral de San Antonio

Como Iriarte, todos los que se han cruzado en su camino, en uno u otro punto de esa escalera, le desean lo mejor y confían en que el poder coral de San Antonio, donde cada pieza es importante, resulte suficiente para frenar el descomunal poderío físico de Lebron y sus Heat. “Tiene algo especial que tienen muy pocos jugadores. Se adapta a cualquier entorno con estrella. La dupla que forman Duncan y Tiago puede hacer daño a Miami si ambos están bien físicamente”, opina Txus Vidorreta. “Todo el mundo coincide en que Miami es favorito. Habrá que ver cómo ha gestionado San Antonio este periodo de inactividad. Tiago a nivel individual puede ofrecer ventajas a los Spurs, pero los interiores de los Heat, jugando tan abiertos, siempre ponen en problemas a sus pares. Deberá tener cuidado”, aconseja Ibon Navarro, que volvió a reencontrarse con él durante el lockout en Valencia.

“Va a ser complicado. Miami es favorito. Son los campeones y tienen a la bestia, pero San Antonio tiene opciones por la fortaleza que presenta como grupo. Atacan bien, defienden bien y son un equipo”, señala Salgado. “Yo no daría por muertos nunca a los Spurs”.

De uno u otro modo, lo que hace poco menos de tres años parecía un sueño, se ha convertido en una realidad. Un vitoriano, uno de los jugadores que más ha ofrecido a la afición del Buesa Arena, va a pisar el parqué de Miami con el objetivo de ganar un anillo. Es el último escalón de la escalera para un tipo cuyo secreto ha sido querer siempre trepar más alto. Su constancia, su humildad y su sacrificio lo han guiado hasta donde muy pocos pueden llegar.

1/6/13

Fracaso en el retrogusto


Aseguran los enólogos que uno de los factores más relevantes a la hora de valorar la calidad de un vino aparece a los pocos segundos de haber realizado la cata. Los sabores que perduran en el paladar, el poso que deja en las papilas gustativas el caldo, se conoce como retrogusto, y en muchos casos sirve para determinar si las esencias del vino se han estabilizado de forma adecuada. Un retrogusto prolongado y placentero suele ser signo de calidad, mientras que uno desagradable o desviado en matices puede arruinar por completo la degustación, por mucho que el caldo haya resultado de inicio delicioso en vista, olfato y boca.

La última temporada del Laboral Kutxa ha dejado un poso de amargura entre sus aficionados. A pesar de los altibajos que ha experimentado el equipo en uno de los cursos más decepcionantes y convulsos que se recuerdan, el bochornoso final que se escenificó el pasado martes en el Buesa Arena ha bastado para retratar la verdadera y escasa calidad del caldo de las viñas azulgranas. Son tres años ya sin títulos. Tres temporadas completas sin finales. Aunque lo peor es, de largo, la impresión de que el históricamente bravo equipo alavés se encuentra cada vez más distante de las gestas que lo hicieron grande.

Hubo más resignación que ira en las gradas del Buesa Arena cuando concluyó el tercer asalto de la serie ante el Gran Canaria. La reacción de los fieles resulta un indicador muy claro para establecer la nota que merece el equipo baskonista este curso. Ni la primera inspección ocular, una fase regular más solvente en cuanto a resultados que en imagen, ni su carácter sutil en nariz durante la Copa de Vitoria, donde como empieza a ser tradición quedó apeado en semifinales, han podido ocultar la realidad. Tampoco lo hicieron las sensaciones en boca, planas de inicio, potentes en evolución y agrias al final, que acumuló en la Euroliga. El retrogusto delató la cruda realidad de un equipo, o más bien de un puñado de jugadores, que jamás llegó a recuperar la capacidad de pelear por los títulos que buscaba la directiva.

De nuevo lejos de los títulos

El Baskonia ha vuelto a suspender. Y no tanto por los resultados (semifinalista copero, cuartofinalista en Euroliga y ACB), que no han sido tampoco pésimos, como por esa patente impotencia que remarca la brecha que lo separa de los equipos que se reparten los trofeos. Lo duro, y eso ha quedado reflejado en la actitud que ha adoptado el baskonismo tras el duro golpe ante el Herbalife, es que ese triste final representa con mayor fidelidad lo que ha sido este irregular Laboral Kutxa que los puntos álgidos que, por unos motivos más o menos accidentales, ha alcanzado durante el ejercicio.

Es muy probable, casi seguro, que las valoraciones se habrían suavizado notablemente de haber rematado el domingo su serie ante el conjunto insular. Si el equipo gasteiztarra hubiera logrado colarse en semifinales, independientemente del resultado que cosechara después ante el Barça, se habría dado por buena (siquiera sólo por clasificación) la campaña. Por eso es probable que este crudo desenlace haya resultado más beneficioso y menos engañoso.

Sin restar relevancia al atenuante que suponen la desventaja presupuestaria con la que Josean Querejeta y sus acólitos deben hacer frente a la confección de la plantilla, resulta difícil ocultar que el grado de acierto en los fichajes y en las tomas de decisiones en general ha descendido en estos últimos años. Y todo ello ha guiado al baskonismo hasta un punto en el que el nivel de exigencia también se ha rebajado, hasta el punto de que esa resignación que se apreció en el Buesa Arena, consecuencia no de una sino de tres campañas lejos de los títulos ha generado un clima de desánimo que la directiva, según ha prometido su máximo dirigente, combatirá el próximo ejercicio con una plantilla mucho más potente.
La presente ha sido una temporada marcada por la inestabilidad. En apenas ocho meses se han cambiado varios jugadores, el entrenador, el nombre del equipo y la indumentaria, pero se ha seguido sin encontrar la identidad perdida. El equipo se ha movido a ramalazos. Pero no se ha apreciado una dinámica que aportara cierta seguridad en sus posibilidades más allá de la que adoptó en las primeras semanas de Zan Tabak.

El estímulo de Tabak

La llegada del croata sirvió ante todo para resucitar a un equipo que vivía una situación dramática en la Euroliga. La afición habría acusado muy mal que el equipo cayera por segunda vez a las primeras de cambio en la máxima competición continental. Tabak rescató al equipo in extremis, con mucha fe y una pizca de suerte. El Baskonia se coló en la segunda fase continental pese a sumar 4 victorias en 10 partidos. En el Top 16, tras un buen inicio, hizo falta otro milagro. Y el cuadro azulgrana respondió, con 4 triunfos en los últimos 5 partidos. Sea como fuere, accedió a los cuartos de final, donde dio la cara ante el CSKA. Dar el máximo cuando todo parecía ya perdido no ha sido el principal problema de este plantel.

En la Copa del Rey el Laboral Kutxa se ajustó al guión. Teniendo en cuenta los precedentes de las competiciones domésticas de los últimos años, hizo lo que se esperaba. Nada menos, aunque tampoco nada más. Donde pinchó fue en la ACB, y al final. Tras una fase regular notable en resultados (25 victorias y 9 derrotas), aseguró la segunda plaza y la ventaja de campo en una hipotética semifinal ante el Barça. Pero entonces llegó el Gran Canaria y el equipo azulgrana caía por primera vez en una década a las primeras de cambio. La duda estriba en saber si el duelo ante el cuadro insular arruinó la nota final del curso o retrató la realidad. En cualquier caso, el retrogusto ha sembrado el descontento en los paladares de una afición que confía en que su presente cumpla la palabra dada.

30/5/13

El reto de recuperar la esencia perdida

Querejeta promete una profunda renovación para devolver la ilusión a la grada del Buesa / El desplome en cuartos ante el Gran Canaria supone el cénit de la espiral de pérdida de competitividad del cuadro azulgrana



Josean Querejeta afronta uno de los momentos más complejos de su mandato. El máximo dirigente del Baskonia es consciente del grado de desánimo que se ha instalado en las gradas del Buesa Arena tras la decepcionante eliminación liguera ante el Gran Canaria, que viene a representar la puntilla para un equipo que ha perdido nivel de competitividad estos últimos años.

“Es un absoluto fracaso. Todos hemos quedado en mal lugar. Tenemos que hacer lo posible para devolver la ilusión a nuestros aficionados”, manifestó Querejeta el martes, a los pocos minutos de concluir el tercer duelo de cuartos ante el combinado que dirige Pedro Martínez. En realidad, sus palabras no hacían más que refrendar la declaración de intenciones que había realizado unas semanas atrás, en la revista corporativa del club, en la que prometía que iba a diseñar “una de las mejores plantillas de la historia” de la entidad azulgrana para volver a pelear por los títulos.

Le hará falta. Jamás se había percibido tal grado de desunión entre plantilla y afición como se pudo ver en el coliseo de Zurbano durante el duelo que clausuraba un curso tan convulso como deprimente. Los más viejos del lugar no recuerdan un momento en la historia del Baskonia en la que la hinchada se mostrara menos apegada a los jugadores que defienden la camiseta azulgrana. Y es ahí donde reside el principal reto, que es a la vez problema, para Josean Querejeta. Debe recuperar la esencia para volver a enganchar a una afición que había llegado a asumir que el Laboral Kutxa se quedara por norma en la antesala del salón en el que se reparten los títulos pero que no puede soportar ni admitir que se le robe el derecho a sentirse orgullosa de su equipo.

Un equipo desdibujado y sin carácter

El carácter único al que tanto se ha hecho referencia se ha volatilizado y el plantel se ha desdibujado hasta límites insospechados, al tiempo que se ha vivido la peor racha de resultados de todos los tiempos. Sin embargo, no es ni siquiera el hecho de que el Baskonia no se haya presentado en una final en los tres últimos años lo que ha impulsado ese sentimiento de desapego que tanto inquieta a Querejeta, pues tiene que asegurar abonados para cuadrar las cuentas, sino la pérdida de hambre competitivo y orgullo que con el transcurso del tiempo ha experimentado el colectivo gasteiztarra.

Hace poco más de año se fraguó la primera catástrofe continental. Miribilla fue el escenario en el que el cuadro baskonista resultó por vez primera eliminado de la Euroliga a las primeras de cambio. Fue un primer aviso. Anteayer, tras nueve temporadas ininterrumpidas entre los cuatro mejores, también se quedó fuera de las semifinales de la ACB, además ante un rival menor, tanto en presupuesto como en potencial. Por el camino se había ido perdiendo esencia, ambición, competitividad. Se había instaurado la creencia de que bastaba con alcanzar las semifinales en ACB y Copa, algo en cierta medida lógico ante la brecha cada vez mayor en presupuesto con Real Madrid y Barcelona, pero el nivel de tolerancia tiene unos límites. Y la abulia con la que se ha manejado la plantilla, una plantilla además de mal confeccionada, mal remendada por el camino, ha acabado por colmar la paciencia de la hinchada.

Josean Querejeta habla de renovación, de limpia, cuando lo que en realidad exige el baskonismo es una revisión de los valores que rigen los designios de un equipo que desde el milagro del tercer título liguero. Más allá de nombres, se antoja necesario definir el perfil de jugador que se busca para regresar a esa esencia orgullosa y combativa que, por encima de éxitos o fracasos, logró que en la grada prestara con emoción un aliento que el martes sin duda faltó.

Hodge y Hamilton

En las oficinas del Buesa Arena hace tiempo que se trabaja en la confección de esa nueva e “ilusionante” plantilla. Y no sería de extrañar que en los próximos días se anunciara alguna incorporación que ayudara a paliar los ecos del descalabro liguero. Como ya avanzó este periódico, el acuerdo con Hodge se encontraba cerrado a falta de firma, aunque el jugador está en estos momentos inmerso en la final de la PKL polaca y quizá habría que esperar a que cogiera vacaciones. No sucede lo mismo con un Lamont Hamilton que el martes jugó en el Palau su último partido con la elástica del Bilbao Basket. Las negociaciones con el poste estadounidense están más que encauzadas.

Antes de las entradas, en todo caso, deberán llegar las salidas, renovaciones o ventas de los componentes de una plantilla que no ha dado la talla. Cook y Milko Bjelica acaban contrato y se marcharán. Nemanja tiene todas las papeletas para salir, bien rumbo a la NBA, bien rumbo a un grande europeo, aunque las apreturas económicas generalizadas dificultan esta segunda opción. La renovación de Nocioni llegará en breve, siempre que el argentino asuma la reducción salarial que le plantea el club. Y luego está el resto, sujeto al mercado y sus ofertas. Salvo en apariencia Pleiss, Causeur y Jelinek, con contratos largos, nadie tiene plaza fija. Ni siquiera Fernando San Emeterio, que como Lampe ocupa plaza de cupo y podría resultar atractivo para recaudar, al igual que un Heurtel que se ha revalorizado.

15/5/13

Berlín, Kaunas, San Petesburgo y Belgrado compiten con Vitoria por la Final Four 2014



La Euroliga, insatisfecha con la pasada cita del O2, inicia la búsqueda de una nueva sede / Querejeta ya presentó la pasada semana la candidatura de la capital alavesa, con la que cree que Bertomeu está en deuda




La Euroliga busca sede para la próxima edición de la Final Four y Vitoria se postula como candidata una vez más. Sin embargo, la capital alavesa tendrá que competir con otras ciudades que también se barajan como posibles alternativas a Londres, donde en primera instancia iba a volver a disputarse la cita en 2014. A pesar de que aún no se ha hecho oficial, algo que sucederá en cuestión de semanas, los rectores de la máxima competición del baloncesto continental han quedado insatisfechos con el resultado del torneo que acogió el pasado fin de semana el O2 londinense. El experimento inglés ha fracasado y Josean Querejeta, que la pasada semana la se postuló como alternativa, quiere aprovechar la coyuntura para saldar lo que considera una deuda histórica.

La Euroliga tendrá que ratificar en asamblea la decisión. El contrato firmado en su día con AEG, la empresa que gestiona el O2, contemplaba la organización de la reciente Final a Cuatro y la posibilidad de repetir en 2014, pero ambas partes disponen de una cláusula de rescisión que a todas luces se va a ejecutar. El plazo para hacerlo expira en junio. No obstante, son varias las filtraciones que en diferentes puntos de Europa permiten que se hable de alternativas. La de Vitoria, y esto no resulta una novedad, parece clara. El propio Querejeta, para quien esta posibilidad se ha convertido en un sueño obsesivo, lo dijo en la sala de prensa del Buesa Arena cuando compareció junto a representantes del Ayuntamiento de Vitoria, la Diputación de Álava y el Gobierno Vasco para sacar pecho por la excelente organización de la última Copa del Rey.

“Yo me quiero retirar pronto, y no me quiero retirar sin que el Buesa Arena acoja una Final Four”, aseguró el presidente del club azulgrana en una comparecencia en la que quedó reflejado el inmenso apoyo institucional que el Baskonia encontrará para la organización de cualquier evento. Y la ocasión ahora la pintan calva. El problema es que Vitoria no aparece como la única opción. Todo lo contrario. Hay otras ciudades interesadas, algunas de las cuales resultan mucho más atractivas para los rectores de Euroliga, que siempre ha obviado la capital alavesa, entre otras cosas, por la escasez de plazas hoteleras.

Belgrado, San Petesburgo, Kaunas y Berlín figuran en la nómina de principales alternativas. Ayer mismo salieron a la palestra esta ristra de opciones, que suponen una amenaza ante la fantástica oportunidad que se le presentaba a la capital alavesa de convertirse al fin en el escenario del torneo en el que se dilucida la identidad del campeón continental.

Las cuatro candidatas –a las que podría sumarse alguna otra en las próximas semanas– presentan un atractivo considerable que invita a tomar con mucha prudencia las opciones de Vitoria. Josean Querejeta, consciente de la realidad, prosigue con su labor de zapa. El lobby alavés, a pesar de la buena relación entre el máximo mandatario del Baskonia y el de la propia Euroliga, cuenta con una fuerza relativa en una organización que en estos últimos tiempos ha primado por encima de otros condicionantes la apertura de mercados. En ese contexto cabe entenderse la apuesta por Londres y, al mismo tiempo, comprender que varias de las ciudades que pujan por erigirse en la sede de la próximo escenario de la Final Four poseen más atractivo que la capital alavesa.

Berlín, la gran candidata

Berlín aparece de lejos como la principal amenaza. La capital germana dispone de una capacidad hotelera propia de una gran urbe, un aeropuerto de gran capacidad ubicado muy cerca del centro de la ciudad y cuenta además con un atractivo geográfico incuestionable. La Euroliga, no en vano, busca potenciar el atractivo del baloncesto en territorios estratégicamente tan relevantes en el Viejo Continente como Alemania, Francia y el Reino Unido, a pesar del fiasco que ha supuesto la experiencia de Londres, donde para llegar al sold out se llegaron a vender entradas por un precio hasta veinte veces inferior al estipulado de inicio. En Alemania, no obstante, el crecimiento del baloncesto difiere del ostracismo absoluto que padece en Inglaterra. Y esa es tan sólo uno de los muchos argumentos que fijan Berlín como la principal candidata.

Los clubes germanos crecen, sin prisa pero si pausa. Este curso, sin ir más lejos, dos equipos teutones (Alba Berlín y Brose Baskets) se han colado entre los 16 mejores de la Euroliga. Aunque en esa segunda fase apenas pudieron competir ante rivales mucho más poderosos, su clasificación para el Top 16 supuso un éxito para ellos y un balón de oxígeno para la entidad que preside Jordi Bertomeu. No sería en todo caso la primera vez que la capital de Alemania acogiera el evento. En 2009 ya lo hizo. Y es que al margen de todos los demas atractivos, dispone de pabellón imponente y moderno, otro O2  con 16.000 localidades, inaugurado en 2008 y gestionado por la misma firma, AEG, que regenta el de Londres y también el de Praga, donde se celebró la cita con presencia del TAU en 2006. La excelente relación entre la Euroliga y la multinacional norteamericana podría suponer otro elemento de peso en la decisión final, sobre todo si en la ruptura del actual compromiso para una segunda Final a Cuatro en Londres se quisiera negociar una contraprestación.

La de San Petesburgo resulta otra apuesta diferente. Rusia no ha acogido el torneo desde 2005, cuando el Baskonia apeó al CSKA de su final, y el peso del dinero que en los últimos años están invirtiendo los clubes en ese país puede tener su tirón. En todo caso, cuenta a primer vista con menos atractivos que la candidatura berlinesa.

Urbes de baloncesto

Las opciones de Vitoria convendría encuadrarlas en otra categoría, más romántica, en la que entrarían las también alternativas de Belgrado, Kaunas, e incluso otras que han sonado y que tampoco parecen contar con demasiadas opciones como Liubliana y Siena. Se trata de ciudades en las que el baloncesto se ha revelado como una religión, con clubes de tradición muy arraigada y donde la expectación se diluiría mucho menos. Juega en contra del Baskonia el hecho de que España sea el único país en el que la cita, desde que se instauró este modelo, se ha disputado tres veces (Madrid 2008 y Barcelona 2003 y 2011). Italia (Bolonia 2002) ha acogido una vez el torneo, por ninguna para los paises balcánicos, a pesar de formar parte de la historia viva de este deporte.

Josean Querejeta ya puso las cartas sobre la mesa la pasada semana. Juega la baza de la deuda histórica, que existe por aquella final de la Copa de Europa que debió acoger Vitoria y que se frustró a raíz de la escisión con la FIBA, pero aporta también elementos tangibles como para obligar a Bertomeu a tener en cuenta su posición. Más allá del número concreto de camas de las que dispongan los hoteles de la capital alavesa y de las limitaciones del aeropuerto de Foronda, se cuenta con la oferta de Bilbao y Loiu, a poco más de media hora de camino (menos de lo que hay que recorrer en otras grandes urbes para llegar a los pabellones), así como de un Buesa Arena que tras la remodelación ya reúne todas las condiciones para acoger una cita de esta magnitud. Otros factores, no obstante, entrarán en juego.

Ahora sólo resta que la Euroliga haga oficial su renuncia a repetir en Londres y comience el baile. Para Josean Querejeta la cuenta atrás ya ha comenzado. Va a retirarse dentro de no demasiado y no quiere hacerlo sin ver cumplido su sueño. La Final Four es una de las pocas cosas que se ha propuesto y no ha conseguido. Todavía.

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8/5/13

La peor pareja de baile

Nocioni ha barrido a casi todos sus pares de la Liga Endesa esta temporada / El Chapu, aún pendiente de una oferta para la renovación, se confirma como el ‘tres’ mejor valorado de la competición



Sucedió con Prigioni, a quien muchos daban por casi retirado cuando retornó a Vitoria y ahora pelea como titular por meter a los Knicks en la final de la Conferencia Este de la NBA, y ha vuelto a ocurrir con Nocioni. La historia se repite con apenas unos meses de distancia. Otro argentino, otro de los símbolos del eterno carácter del Baskonia, ha tenido que ganarse a pulso el respeto del universo baloncestístico del Viejo Continente. Tras haber aterrizado algo oxidado en el tramo final del pasado curso, el Chapu está firmando una esplendorosa campaña en la que se ha convertido en el principal sostén de un meritorio Laboral Kutxa y se ha confirmado, casi sin género de dudas, como el mejor alero de la Liga Endesa.

Los números confirman la enorme hegemonía que ha lucido a lo largo de los últimos meses un jugador que apenas encuentra oponentes a su medida. Hay muy pocos treses capaces de plantar cara a un veterano que está demostrando muchos más arrestos que jugadores a los que la prensa nacional regala mucho más los oídos. Si para algunos no bastan las sensaciones, que resultan aplastantes por mucho que se quiera criticar el exceso de ansiedad que por momentos ha perjudicado al santafesino, deberían bastar los números.

Nocioni, por valoración, es el mejor alero de la Liga Endesa. Sólo dos jugadores exteriores –dos escoltas como Vasileiadis y Llull– le superan por unas décimas, pero en el cuerpo a cuerpo no tiene rival. Y ya no es sólo por su talento y por su capacidad atlética, algo mermada con respecto al enorme proyecto de jugador que dejó Vitoria en verano de 2004, sino sobre todo por el insaciable apetito de gloria que a unos meses de cumplir 34 años le obliga a pelear por cada bola como si fuera un junior.

Víctima de las reticencias

El argentino, pese a todo, sigue generando determinadas reticencias, ya no tanto en Vitoria como en otras latitudes. A pesar de haber dado el salto a la NBA con tantos méritos contraídos como el que más en la ACB –fue MVP–, de haberlo ganado todo con su selección –pilar básico en la generación dorada de la albiceleste–, de haber disfrutado de una carrera en la competición estadounidense más productiva y profesional que la de otros que regresan con el cartel de estrellas, parece obligado a ganarse el respeto en cada partido. Pero no parece importarle. Más bien al contrario. Va impreso en su código genético.

Las estadísticas, aun con su frialdad, reflejan la excepcional temporada que está firmando un jugador que, pese a todo, todavía aguarda a que la directiva de Josean Querejeta ponga sobre la mesa una oferta en firme para la renovación. A pesar de que requiere de mucho más trabajo de fisioterapia y de calentamiento que sus compañeros antes de saltar a la cancha y de que podría asirse al absentismo selectivo que otros practican habitualmente, se ha rebelado contra las desconexiones que por momentos ha sufrido el cuadro baskonista a lo largo de una temporada demasiado convulsa. Más allá de ser el tres mejor valorado, Nocioni figura entre los diez máximos anotadores de la Liga Endesa (13,5 puntos por partido), es el octavo jugador que más faltas recibe por partido (3,84), aparece entre los lanzadores más certeros desde la línea de tiros libres (76,1%), es undécimo en rebotes defensivos (3,97) y ostenta, casi desde que arrancó el curso, el mejor porcentaje de triples de la competición con un soberbio 46,3%.

Letal en el cuerpo a cuerpo

En todo caso, no son sus números globales lo que más asusta, sino la estadística de sus duelos individuales. Ahí es donde queda retratado su carácter competitivo y, por inercia, su enorme superioridad ante el resto de jugadores que ocupan su demarcación en la competición doméstica. Salvando un par de excepciones –los aleros del Manresa y un Vidal inspiradísimo le superaron con claridad–, el único que siempre da la talla en sus enfrentamientos individuales es Alex Mumbrú. Quedó claro la pasada semana en Miribilla, donde ambos protagonizaron un toma y daca precioso. Desde fuera dio la impresión incluso de que disfrutaron.

La estadística global asusta. Contando los 32 partidos de fase regular y los dos de Copa del Rey que ha disputado este ejercicio el Baskonia, la valoración de Nocioni está por encima del doble de la conseguida por los aleros a los que se ha tenido que emparejar. Aunque pueda resultar una estadística en cierto modo engañosa para medir el desenlace de un duelo directo en un solo partido, el panorama global refleja que mientras sus pares apenas acumulan 6,09 puntos de valoración, Nocioni llega a los 14,2.

El Chapu ha sido capaz de borrar del mapa a Carlos Suárez, que sufrió tres canastas suyas en los tres primeros minutos de partido y no volvió a pisar el césped o Mickeal, MVP de la Copa a pesar de que en la semifinal Nocioni (17 de valoración) le dejó en negativo (-1). El argentino se ha mostrado además como el último reducto de esperanza en los partidos en los que el Baskonia ha hincado la rodilla. Quitando la debacle del Carpena, donde se hundió hasta el -9, en el resto peleó, a veces incluso en solitario, para evitar lo inevitable.

Nocioni sigue siendo una mala pareja de baile. La afición azulgrana confía en que los acordes de su tango sigan sonando el próximo año en el Buesa. Es una cuestión de dinero. Un tira y afloja en el que ambas partes, deseosas de renovar, están condenadas a entenderse.


ACB
Jornada 1 CAI
Rudez (1) / Nocioni (22)
Jornada 2 Cajasol
Holland (3) / Nocioni (20)
Jornada 3   Gran Canaria
Newley (5) / Nocioni (24)
Jornada 4 Joventut
Tomàs (3) / Nocioni (4)
Jornada 6   Barcelona
Ingles (2) / Nocioni (1)
Jornada 7  Valencia
Pietrus (-3) / Nocioni (26)
Jornada 8 Blusens
Dewar (2) / Nocioni (21)
Jornada 9 Unicaja
Simon (14) / Nocioni (8)
Jornada 10 Lagun Aro
Papamakarios (-2) / Nocioni (25)
Jornada 11  Murcia
Gatens (6) / Nocioni (16)
Jornada 12  Bilbao Basket
Mumbrú (15) / Nocioni (16)
Jornada 13 Valladolid
O’Leary (5) / Nocioni (11)
Jornada 14 CB Canarias
Rost (6) / Nocioni (8)
Jornada 15 Fuenlabrada
Vega (-3) / Nocioni (15)
Jornada 16 Estudiantes
Kirksay (11) / Nocioni (-3)
Jornada 17  Manresa
Hanga (18) / Nocioni (5)
Jornada 18 CAI
Rudez (9) / Nocioni (10)
Jornada 19  Cajasol
Holland (6) / Nocioni (22)
Jornada 20 Valencia
Pietrus (1) / Nocioni (28)
Jornada 21 Blusens
Corbacho (8) / Nocioni (6)
Jornada 22 Gran Canaria
Newley (7) / Nocioni (26)
Jornada 23  Barcelona
Mickeal (10) / Nocioni (9)
Jornada 24  Real Madrid
Suárez (-1) / Nocioni (16)
Jornada 25  Joventut
Tomàs (10) / Nocioni (11)
Jornada 26  Lagun Aro
Papamakarios (-7) / Nocioni (18)
Jornada 27  Unicaja
Vidal (33) / Nocioni (-9)
Jornada 28  Valladolid
Grimau (7) / Nocioni (10)
Jornada 29   Bilbao Basket
Mumbrú (11) / Nocioni (16)
Jornada 30  Manresa
Arco (20) / Nocioni (1)
Jornada 31 Fuenlabrada
Vega (-1) / Nocioni (20)
Jornada 32  Murcia
Jasen (-3) / Nocioni (29)

COPA DEL REY
Cuartos de final  CAI
Rudez (1) / Nocioni (20)
Semifinales  Barcelona
Mickeal (-1) / Nocioni (17)

VALORACION GLOBAL DE SUS PARES: 6,09
VALORACIÓN GLOBAL DE NOCIONI: 14,02

30/4/13

Acaba la agonía


San Antonio cierra la serie (4-0) y sepulta el fracasado proyecto de Lakers / El intento de reunir a cuatro grandes estrellas acaba de nuevo de la peor manera posible



Faltaban tres minutos para el final del partido y Mike D'Antoni, que había tirado la toalla quizá antes incluso del salto inicial, decidió retirar a Pau Gasol para dar entrada a otros jugadores de las profundidades del banquillo. El cuarto partido de la primera ronda del play off por el título estaba sentenciado. Ya no había nada que hacer. En realidad, jamás lo hubo. El público del Staples Center se puso en pie y dedicó una sonora ovación al pívot catalán, el único representante del lustroso quinteto titular que dio la cara hasta el final de la agonía de unos Lakers que han protagonizado uno de los fracasos más sonados que se recuerdan en la historia de la NBA. Los Spurs pasaron por encima de la franquicia angelina, infligieron un doloroso correctivo y pusieron fin a una dramática temporada.

El mismo equipo que el pasado verano recuperó los debates sobre la higiene de permitir que varias estrellas se reunieran en un mismo vestuario para pelear por el anillo se despeñó por el abismo al que se dirigía desde que arrancó el curso. Los Spurs, un colectivo sólido, sobrado de recursos y bien trabajado, le sacaron los colores al combinado que dirige un Mike D'Antoni superado por los acontecimientos. Los Lakers no han tenido opción alguna en la serie. El 4-0 (83-102 en el cuarto y definitivo duelo) supone la mayor humillación para el equipo púrpura y oro en casi cuarenta años. Desde 1967, cuando lo consiguieron los San Francisco Warriors, nadie había sido capaz de dejarlos fuera de combate en la primera ronda de play off sin que sumaran una sola victoria.

La imagen de los Lakers, ya pobre a lo largo de la fase regular, ha resultado patética en la eliminatoria ante los Spurs. El conjunto texano ha ganado todos los partidos con diferencias superiores a la decena. Bien es cierto que las lesiones tampoco han acompañado. Aunque por momentos da la impresión de que se esgrimen más como excusa que como explicación de la catástrofe. La rotura del tendón de Aquiles que sufrió hace diez días Kobe Bryant, líder y guía espiritual del cuadro angelino, supuso una losa definitiva. Sin el escolta de Philadelphia, que se había dejado el alma para evitar el ridículo de quedar fuera de los play off, nadie daba un duro por los Lakers. Y con razón.

La madrugada del domingo al lunes, cuando se disputaba el cuarto partido de la serie, D'Antoni disponía de un equipo de circunstancias. Al margen de Kobe, en la lista de lesionados se encontraban Steve Nash, Metta World Peace, Steve Blake y Jodie Meeks. El panorama resultaba desalentador. Pau Gasol y Dwight Howard debían hacerse fuertes para compensar la endeblez de un backcourt compuesto por jugadores de dudosa calidad incluso para el banquillo, como Goudelock, Chris Duhon o Darius Morris. Parecía evidente que no bastaría siquiera para pelear por una victoria que restituyera el maltrecho orgullo. Y no bastó. Sobre todo cuando Howard decidió borrarse del mapa. Recibió dos técnicas, evitables ambas, y de camino a los vestuarios intercambió varias frases subidas de tono con el general manager de la entidad, Mitch Kupchak, que no tardaron en despertar los rumores sobre su salida del equipo en verano, cuando será agente libre.

Kobe también da la cara

Gasol parecía destinado a quedarse solo ante la humillación. Ni siquiera Jack Nicholson, fijo en la banda, quiso aguantar el escarnio. Abandonó su asiento en el tercer cuarto para no volver. Pero entonces Kobe, aún con muletas, irrumpió en escena para sentarse tras el banquillo y dar la cara. La grada olvidó por unos momentos el desalentador resultado que reflejaba el electrónico para ofrecer su cariño a su gran estrella. Al igual que a Gasol, que concluyó el partido con 16 puntos, 8 rebotes, 5 asistencias y 2 tapones que no valieron de nada, le agradecieron la fidelidad a los colores, los dos anillos, el orgullo que mostraron por tratar de evitar lo inevitable. Pero ni siquiera ese apoyo del público garantiza el futuro del catalán, que podría ser utilizado para soltar lastre salarial.

Quiero ganar otro anillo con los Lakers, pero no depende de mí”, manifestó Gasol al término del partido, consciente de que podía ser el último con esa camiseta. Ahora mismo hay pocas cosas claras. El futuro de Howard, a quien se consideraba la base sobre la que construir a largo plazo, puede determinar el de las demás piezas del rompecabezas. Nash tiene contrato, como Gasol y Bryant, pero lo que más dudas genera es la figura del entrenador. D'Antoni parece, de largo, uno de los grandes damnificados del drama en el que se han visto inmersos estos Lakers desdibujados y decepcionantes.

Lo peor de todo es que en Los Ángeles ya había un precedente que alertaba sobre el posible fracaso y se ignoró. En la temporada 2003/2004, cuando Kobe y Shaquille compartían foco como grandes referentes de unos Lakers que sumaron tres anillos, la directiva californiana decidió incorporar a dos hall of famers en declive como Gary Payton y Karl Malone. Todo el mundo pensó que aquel equipo barrería al resto y se llevaría el título sin esfuerzo. Fracasaron. El anillo se lo quedaron los Pistons, aunque aquellos Lakers, a diferencia de los actuales, alcanzaron las finales. Estos casi ni entran en play off. El único consuelo para sus seguidores, a los que les aguarda ahora un convulso verano, es que su lenta agonía ya ha terminado.